lunes, 6 de agosto de 2007

EN MI.

Siempre ocurre que los lunes son largos,
los viernes osados,
los sábados nublados,
y los domingos Dios descansa.

Este domingo de efímera paz,
guardaré mis palabras, empañare los recuerdos
evitaré las miradas, disimulare mi sonrisa
y esconderé entre mis manos la cínica euforia
de este domingo de paz.

Entonces, te buscare entre las calles,
entre los dulces rostros de congeladas estatuas,
te buscare en el altar,
y también al fondo de mi alma.
Y aunque a veces te siento.
La magia no sirve de nada,
cuando cubres de gris el universo de las almas humanas.

Los osados viernes, navegare entre aguas de fantasía,
rentare el lado benévolo de tu presencia,
abriré mi corazón a la felicidad que tras minutos caduca ineludiblemente.

El nublado sábado de espera,
mi corazón ya angustiado y mis pupilas dilatadas,
te buscaran entre ráfagas de desesperanza,
esperaran silenciosos tu retorno,
o la mirada esquiva vuelta a mi.
Esperare callada en el rincón de la habitación,
sin ánimos de nada, ni de mi, ni de él, sólo de ti,
que tanto y tanto te tardas en llegar.

Mas, siempre a la tenue luz que se apaga gradualmente,
el fuerte y animoso soplido de tu ser
acude a encender la llama que de vez en cuando se asfixia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusto mucho. Es cierto que los domingos Dios descansa y a ello ¿qué?

:: Josh :: dijo...

¿porque no literatura?

Escribes maravilloso..


besos.-