NOSOTRAS: ¿DIOSAS INSPIRADORAS?

Mientras en Lima estrenan a ritmo de flamenco la última cinta de Almodóvar, "Volver", yo me dedico a ver una imperfecta copia de la ansiada "comedia surrealista", y esta vez, si que me quedo impresionada con la participación de la Cruz, que irradia una fuerza arrolladora y hasta Boyero, acérrimo detractor de Almodóvar, no puede evitar elogiarla.
Penélope Cruz, como todos sabemos, fue conocida en el cine gracias al turbulento romance que protagonizo en la vida real con Tom Cruise cuando aún casado con la Kidman, muchos vacilaron y pusieron en tela de juicio el talento que podía poseer esta, aunque no bella, atractiva española. Conquistando al respetable, luego de la ruptura de la relación.
Una de las escenas más impactantes de este drama atiborrado de conflictos internos, es ver a Raimunda (Penélope Cruz) cantando el célebre tango de Carlos Gardel, "Volver", es cuando evoco a mi abuelo que disfrutaba de los tangos como ningún mortal. Penélope, con una voz asombrosa que más se asemeja a la de la Pantoja que a la de ella, deja un producto soberbio a la vista y una tonada que permanece en los oídos durante horas y hasta días. Recuerdo unos días antes, haber escuchado a Almodóvar, declarando en una entrevista, el hecho de realizar este papel de Raimunda, especialmente para el papel de su musa inspiradora, fuera que partes de la trama las asemeja a situaciones y recuerdos de su madre.
La Cruz, musa inspiradora de Almodóvar; como Vivien Leigh para Victor Fleming que demando días interminables para hallar entre decenas de actrices a su inmortalizada Scarlet O´Hara, descubriéndola en aquella mujer de belleza excepcional; Joseph L. Mankiewicz y Elizabeth Taylor, en fin, sería interminable la lista de actrices hermosas y otras tantas no tan hermosas, que han servido para inspirar a los sagaces productores cinematográficos, sin embargo, estas divas de la pantalla no únicamente son poseedoras de la belleza que les otorgo la naturaleza, sus genes, y en el peor de los casos el bisturí o cirujanos, si no, hay algo en ellas que encanta y cautiva como la miel a los osos.
Tal vez sea el efecto que nos presentan en sus rodajes y en sus vidas mismas: mujeres sensuales, dulces, malas, buenas, tiernas, luchadoras, bondadosas o simplemente una femme fatale.
Un hombre, me dice hace unos días, "Penélope Cruz, no es guapa, pero tiene un no se que, tengo la impresión que es una puta elegante" y realmente, analizándola detenidamente, es la imagen que me infunde, una mezcla de elegancia con un toque brutal, salvaje, sexual, una mujer que no va detenerse ante nada ni nadie para conseguir lo que desea; una Vivien Leigh, tenaz, autoritaria y caprichosa.
No puedo evitar preguntarme, si nosotras las féminas, simples mortales y no divas del cine, también producimos esta sensación en los innumerables hombres que tenemos a nuestro alrededor, y estos a espaldas nuestras, murmuraran si tal o tal cosa somos o aparentamos.
Sofía Loren, solía decir, que las mujeres ostentamos dos bellezas, si éramos capaces de obtener las dos partes de ellas, seriamos inmortales: un 50% de la belleza natural que poseíamos y otro 50%, muy legítimo, de aquella belleza que creíamos tener.
Entonces, si llegamos a cultivar este último 50%, seremos inmortales ante nuestros afortunados hombres, dejando huella en sus corazones, porque particularmente prefiero que me recuerden como una puta elegante a que me olviden por siempre, además es algo que tenemos para explotar exclusivamente nosotras, o ¿alguna de ustedes a escuchado alguna vez de un muso inspirador?

Definitivamente después de “Mala educación”, “Volver” esta cinta con la que empecé la nota ha sido uno de los mejores aciertos de Almodóvar y el cual llevo a colocar como diosa inspiradora a la, ahora inmortalizada, Penélope Cruz.