Aún asomaba el sol por la ventana cuando escuchó la llamada, como si un remezón lo sacudiera, despertò de su siesta vespertina. Al colgar el teléfono, obnubilado, Julio todavía no era completamente conciente de la noticia recibida, por un momento pensó que seguía soñando. Tomó su maleta negra, aún meditando sobre la noticia recibida, bajó lentamente los 37 escalones que separaba su habitación de la calle. Llegó a la puerta de una casa y notó que sus zapatos negros eran ahora blancos, por el polvo y la tierra de la trocha que tuvo que caminar. Conforme se acercaba a la casa sentía que la maleta negra pesaba más y más. Al cruzar el umbral de la puerta se encontró con una habitación de falso piso resquebrajado, las paredes aún sin tarrajear, un par de cortinas de tul blanco, un pequeño ventilador en una de las esquinas de la habitación y una fila de sillas acomodadas alrededor de la habitación donde sentados estaban hombres y mujeres conversando en voz baja, y pasando de mano en mano una jarrita que contenía un líquido transparente y de fuerte olor.

En la habitación se encontró con una pequeña tarima soportada en una de sus esquinas por un par de ladrillos corroídos por la humedad, al lado, una silla donde estaba una mujer de ojos llorosos y de marcada desesperanza en el rostro, que con voz débil y entrecortada repetía: “... porque la gente buena tiene que morir...”. Sobre la cama, un cuerpo, cubierto a medias por una sábana percudida y raída en sus bordes por la pobreza y la desolación. Inundaba la habitación un olor a descompuesto y un par de moscas merodeaban el cuarto. Se alcanzaba a ver el rostro, era un hombre de ralas entradas, cabello corto, los ojos cerrados y la boca entreabierta, los labios oscuros, resecos, la nariz afilada y huesuda, la barba crecida, la piel de un matiz oscuro, terroso, muy delgada, que dejaba notar los contornos de los huesos de la cara, los músculos, desnutridos, muy contraídos que hacían tirar la cabeza levemente hacia atrás, el rostro expresaba un gesto de dolor congelado en el tiempo, señal innegable de una larga y penosa agonía. El cuerpo enjuto, los brazos solo hueso y pellejo, del mismo color terroso del rostro, los dedos enclenques que terminaban en uñas largas, pálidas y sucias, todo un espectáculo tenebroso, encontrarse cara a cara con la muerte y no poder mirarla de frente. Imaginó el sufrimiento del hombre, por un momento cerró los ojos y casi pudo sentir el padecimiento del cadáver ... un momento ... en realidad lo podía sentir ... en ese instante todo se hizo más claro, sintió un dolor intenso, como una llama que lo consumía, que nacía de las mismas entrañas y se irradiaba por el abdomen hacia arriba como queriendo salir por la boca, miró de nuevo el cuerpo con los ojos inyectados de miedo, le pareció ver un espejo, no reconoció el cuerpo porque este no era del que otrora el solía valerse, el dolor crecía y crecía, y la lucidez era cada vez mayor, esto le permitía meditar por un momento y recordar como había llegado ahí, había sido un cáncer gástrico detectado hace 6 meses, que después de mucho dolor y sufrimiento lo habían consumido y convertido en el despojo humano que era ahora. Ahora solo sentía como poco a poco las fuerzas lo abandonaban, todo se hacía oscuro a la vez que se acercaba a el una silueta de vestimenta oscura que llevaba a cuestas un instrumento en forma de hoz…
Allen Aquije Diaz.
Allen Aquije Diaz.
23 comentarios:
Saberse muerto... tendrá expresiones en el alma?
Siempre el humano, cuando está condenado a muerte lenta, deja de ser malo... por qué será?
Saber que nos vienen a buscar, y mansos debemos ir detrás de ella, la muerte.
Chau.
Muy buena la descrpción, debe ser un momento aterrador, más por lo desconocido.
Saludos
Me equivoque de blog? què o dònde?
Tú también me caes muy bien, siempre es un placer leerte, asi que no me resistí y te añadí a mis vínculos...
Un interesante relato. Me pregunto como será encontrarse con la huesuda? siempre le tuve miedo, ya no sé a estas alturas, lo único que espero es que cuando me lleve me ahorre el dolor, creo q es lo que todos de alguna manera pedimos.
Un beso Gaby y gracias por tus visitas.
Anngiels
www.enmemoriadetuamor.blogspot.com
Gaby pasá por www.enmemoriadetuamor.blogspot.com hay algo para tí, espero lo disfrutes.
Anngiels
uuuyyyy que aterrador este post. Es que me aterra el miedo.
Yop recuerdo que La ultima tarde de invierno, casi muero alcoholizado.
Fue bravo!!!
"...pasando de mano en mano una jarrita que contenía un líquido transparente y de fuerte olor."
Pisco peruano? Tequila? Agua ardiente? Ron? Vino blanco? Vodka?
"...casi pudo sentir el padecimiento del cadáver ... un momento ... en realidad lo podía sentir ..."
Predescible, aun interesante.
Querida gabriela, es realmente inquietante el relato, y bueno, saber que lo único cierto en este mundo, es la muerte que nos aguarda.
Te invito a mi blog a participar de una cruzada para salvar a un puma chileno
Un abrazo
Muchas veces nos matamos sin siquiera observarnos y seguimos caminando por ahí, me parece... Fuerte la descripción. Salud!
Me suena como el viaje a la eternidad del cual tanto se habla. Pero el sueño de la propia muerte es una pesadilla que no se la deseo a nadie...yo no podría aguantarla, al menos.
Saludos cordiales.
.
vaya, entré para devolver la visita y me encontré con un muy buen relato
me atrapó desde un primer momento, el suspenso que le pones engancha y de buena manera
volveré
nos leemos
.
No se porque la idea de la parca siempre ha ejercido una extraña fascinacion en mi..
Recuerdo que de pequeño daban una pelicula donde salia Sean Connery sumamente joven, y en ella el luchaba contra los duendes e incluso la Parca. Y desde ahì ese personaje me ha causado algo de interès.
Hmm, y yo a veces tengo sueños lùcidos en los que me veo en la cama, asi que al terminar de leer esto, un escalofrìo recorriò mi cuerpo...
Como siempre tu excelente narrativa nos lleva a un desenlace sino fatal si esperado pero noi por ello se hace menos interesante la lectura. Felicitaciones!
Para muchos envidiable esa imaginación del relato. Esta que te hace viajar por las exquisitas descripciones que te llevan a verlo en tus ojos, la historia se relata atraves de las imagenes que ves, dejan de ser letras.
Sin palabras, solo aplausos.
Un beso grande Gabriela, cuidate mucho.
Te dejo mis cariños.
Nicolas.
Gabi que pasó, no pareces tú. Cómo está planteado el tema, es un lugar común entero y completo.
A ratos me pareció una traducción de una canción de iron maiden
mucho heavy metal, parece. Te recomiendo a Lovecraft, aunque Lovecrat aburre cuando se lee mucho. Por favor no escribas más de la muerte.
Sin respuesta entonces?
Buena apreciación lo último, tiene aroma de música metal. En su ámbito de alucinación.
Alma pensante?
Pero bueno, en literatuira todo está permitido, salvo que el libro o cuento, se caiga de la manos.
No sé si decir que la descripción del escenario es rica o aburrida. No hay velocidad en ello. Aunque quizá se busca que el lector quede atrapado en ese sopor y muera con la lectura.
Redundante al decir "todo un espectáculo tenebroso"; lo estamos leyendo, lo estás mostrando... será que no confías en la descripción que haces?
Será que el lector será un borrico que no capté.
color de piel dos veces nombrada,... para un cuento ¿? ahorro de palabras.
Tengo siempre presente la frases de Huidobro: Un adjetivo que no da vida, mata.
En cuentos, también se aplica. Noto un afán de no ayudar al lector colocándole palabras simples; al contrario, pareciera quisieras llevarlo al diccionario.
Se pude uno poner denso, por partes, por parrafos, para que eso sirva de impulso a la velocidad posterior.
No estallas, encandenas a algo fijo. A la idea de la muerte.
Quizá el lector muera antes de llegar al fin.
"Por qué cantáis la rosa,
¡oh poetas!
hacedla florecer en el poema."
Chau.
Con la boca abierta he quedado. Mientras leía cada palabra, te juro que yo iba haciendo el recorrido.
Tienes un don...
Un gran abrazo desde Costa Rica mi amiga, no te pierdas! :)
Qué fuerte e intenso. Muy bueno.
Saludos.
una llamada que no puede esperar es siempre una mala noticia. conoces al orlando aquije?
me gustó pasarme por aquí, volveré
Como si las estuviera viviendo, recorro las letras.
Bueno, bueno, bueno!
muchas felicidades, nena
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