miércoles, 7 de marzo de 2007

EL PUEBLO DE MIS REMOTOS SUEÑOS.

Ayer, volví a visitar el pueblo de mis remotos y empolvados sueños. Las callezuelas atestadas de pintorescas casitas de dos pisos, con tejado a dos aguas. Los senderos de piedra, las anodinas flores de la plaza y Prudencio, el mendigo con aliento alcoholizado que no hace gloria a su nombre, -de sabe los cielos cuantos años atrás-. Ahora es otoño, y el frío aun no azota los macizos robles, ni los cuerpos de sus habitantes. Aún por las noches la esperanza anda descalza por las calles. Es como si su apariencia amilanara al invierno que se hace esperar.







Allá, a lo lejos entre el cielo, las nubes y las montañas, alguien alcanza la libertad. Y aquí, en la ataviada plaza multicolor, los lazos de la tierra con las personas se acentúan más.




Aquí todo puede suceder, la incongruencia entre lo ficticio y lo real. Encerrados en el pueblo, custodiado por titánicas montañas. Ya verás, que si las vigilas desde la casa de doña Felicita, pensarás que estan dispuestas a soltar su furia en el momento menos pensado contra el extranjero que ose a manchar a su protegido. Mientras tanto, reposan tranquilas, adornadas por espesos colores verdes que se oscurecen al atardecer; son cómplices del sol que ocultan todas las tardes, destellando fulgurantes colores y matices...En tanto la tarde cae, el carrito de don Lino, que vende algodones color rosa, deambula por las calles con un ulular de cálido sonido al oído. El puesto de la canchita y el camote frito también se expone tentativo ante los niños y parejas de enamorados que caminan cogidos de la mano por la iluminada plaza multicolor...Doña Pierina, sale apresurada de su casa, como si tuviese algunos pendientes por hacer. Se ha acomodado en la banca más vista e insolente de la plaza, para desde allí; observar, cuchichear, condenar y juzgar clínica y sabidamente los errores, faltas o apremios de los distraídos transeúntes. Don Luciano, prefiere esperar plácidamente el retorno de su mujer, frente al horno caliente y al lado de su perro chusco de raza y chusco de nombre, que es mejor oidor que Pierina o que cualquiera de los seres humanos que pululan afuera.
Carmencita y su engañosa sonrisa. Camina graciosamente por la avenida principal, doña Pierina aguza la mirada, quizá y sólo quizá, ha conseguido una buena historia para chismear durante las próximas semanas. Y es que este pueblo, no se caracteriza por derrochar emoción...Carmencita lleva la mirada al ras del cielo, con una sola idea en la cabeza: salir de aquel pueblucho en el que lleva atrapada dos puñados de decenas de años...El manto allá arriba esta muy bonito, pero eso no importa. Ahora solamente importa burlar la inquisidora mirada de doña Pierina y poder entrar sin apuros a la municipalidad...Alfonsino, el guardián de la ciudad sonríe afablemente a un grupo de estupefactos extranjeros que, probablemente pensaron encontrar en él una buena ayuda. Ellos hablan y hablan, mientras Alfonsino sonríe, sonríe y asiente, asiente. Doña Pierina, como siempre, levanta su orondo trasero del trono, -mientras Carmencita apresura el paso ante el desatino de la doña-, que ella misma se adjudico y se acerca cordialmente a dar instrucciones sin saber un carajo de ingles o del idioma de aquellos extranjeros, aun así, asombrosamente, ellos se alejan con parsimonia y sendas sonrisas de claro agradecimiento, sin saber si es por las acertadas instrucciones o por haberlos salvado del suplicio que significaba estar al lado de Alfonsino...El pregonero ha pasado por tercera vez por las angostas calles y el pito de Alfonsino anuncia que la noche esta cerca. El olorcillo a chicharrones se percibe en el ambiente y Laurita, hija de don Teofilo, remata unos tamales en el umbral de su casa. Expuestos en una enorme canasta de mimbre...Es ahora, cuando las montañas a lo lejos dejaron su apacible apariencia. La luna brilla a lo lejos y las estrellas tiritan ¡se parece tanto a Neruda! Y es que la vida de aquel lugar perdido entre el espacio y el tiempo recobra la análoga vida de muchos pueblos en el enorme y vasto mundo de mis empolvados y remotos sueños.

5 comentarios:

bellaco dijo...

me hizo recordar a Macondo. saludos gabita.

Anónimo dijo...

Gran pase a Neruda.

Buen relato.

Pronto, se viene la segunda tirada del blog.


Beijos pra você.



Atte:
Santiago Paz

Anónimo dijo...

The Boom Is Back.

Anónimo dijo...

¿No se esta matando a Borges de nuevo? ya saben, el problema de los escritores jóvenes es su excesivo barroquismo. Borges denunciaba que se escribía mucho para no decir nada.
¿estan de acuerdo? es decir, con este estilo (perdón la cacofonía), un cuento como "La casa de Asterión" resultaria en una novela de quinientas páginas. Lo contrario del barroquismo es la presición.

Eduardo Eneque dijo...

Pintorescos personajes, lindas calles, sin el tráfico que te agobia, sin el ruido que atormenta...

Y se puede saber donde es?...